Hola Hermano/a: Te doy la bienvenida a este espacio que desea ser justamente un vinculo que te lleve al Cielo. Ojala este sitio sea esa Escalera como la que Jacob vio en sueños alla en Betel y puedas decir como el: " Esta si es casa de Dios y puerta del cielo" y ver a los angeles de Dios subir y bajar por ella llevando tus oraciones y trayendo bendiciones de parte de Dios para tu vida.

martes, 5 de enero de 2010


ORACION DE SANACION INTERIOR

Queremos celebrar las grandezas del Señor, preparando nuestros corazones abriendo la puerta de nuestro interior para recibir el gozo verdadero.
Bendito Dios, Padre Amoroso, que nos esperas con los brazos cargados de ternura, amor y misericordia y nos invitas a tu regazo para entregarnos la gracia del amor sanador a cada uno de tus hijos.
Somos como niños paqueñitos que venimos perdidos por el camino, hemos perdido ya tantas cosas, tómanos en tus brazos, álzanos, tráenos de vuelta a casa, juntos entremos en la morada del corazón, tu habitación.
Queremos junto a ti descubrir lo que llevamos guardado en nuestro corazón, lo que es viejo, lo que no sirve, lo que duele, lo que lastima y también lo que produce gozo, alegría, paz interior para que sea curándolo enfermo y la alegría oculta salga afuera ya que permanece guardada junto a recuerdo, remembranzas, nostalgias de felicidad de las paginas de nuestra vida.
Nuestra vida es una Biblia, Sagrada Escritura que necesitamos leer para comprender a Dios.
Ayúdanos a descubrir a Dios en cada pagina para que podamos alabar, cantar y bendecir a Dios como tu, Maria.
Si nuestras vidas son paginas que se van escribiendo, no sabemos lo que el Señor escribirá para el futuro. Siempre es maravilloso, porque cuando el Señor va curando el pasado te da una nueva seguridad en el presente y te esta curando el futuro.
Mirando los dolores, las heridas del pasado nos vemos muchas veces que son las que atrajeron la paz y la bendición de hoy.
Los dolores y las cruces del hoy son las grandes bendiciones del mañana. Por eso...Benditas cruces, benditos sufrimientos que son redentores para Dios y en sus manos amorosas, todo lo que para nosotros fue desgracia se transforman en abundancia de gracias!
Recíbenos Dios, Padre Amado, somos la obra de amor de tus afectuosas manos, fruto de tu infinita y delicada ternura. Recorre nuestro ser con tu ternura divina, envuélvenos en un abrazo de amor, Padre, ayúdanos a tomar conciencia que cada uno, somos criaturas preciosas, soñadas, pensadas, deseadas por ti, modeladas a tu imagen desde toda la eternidad. Únicos e irrepetibles, grabados nuestros nombres en tus palmas. Somos valiosos, preciosos a tus ojos, te deleitas en tus criaturas, amas cada detalle de nuestro ser.
Permítenos descubrir mejor las riquezas y tesoros de gracia que tu, Padre Bueno, has derramado en el corazón.
Ayúdanos a impregnarnos de tu amor para aprender a amarnos, valorarnos y respetarnos como lo haces tú y reconocernos como hijos amados.
Padre, nos tejiste con amor en las entrañas de nuestras madres y con tu infinito poder hoy existimos, enséñanos a querernos, a aceptarnos tal cual somos, en la familia a la que pertenecemos, en la comunidad en la que servimos. Abre nuestros corazones para poder dar y recibir amor y poder entregar el Reino que tenemos para dar y compartir.

Danos la gracia de perdonarnos a nosotros mismos con tu amor y de aceptar la vida nueva que nos regalaste con tu perdón divino.
Que cada una de tus caricias, Padre, nos haga experimentar tu Amor Eterno, y sane en muchos de nosotros la imagen distorsionada de tu Persona Divina, toda mala referencia que impiden descubrir la gratuidad y fidelidad de tu Ser. Que nos amas a pesar de todo, a pesar de lo que seamos, a pesar de lo que hayamos hecho tu amor fiel jamás se aparta de nuestro lado.
Sana la autoestima, toda apariencia. Desvélanos cuando nos ocultamos con mascaras, caretas y nos incapacita para darnos y proyectarnos a los demás.
Consume con tu fuego de amor toda atadura y desata y potencializa todo lo bueno, todas las riquezas del interior, los dones y carismas que nos brindaste y no descubrimos ni aprovechamos.
Estremece de amor el corazón, Padre, para que descubramos que estas sosteniendo cada latido y que cada instante de nuestra vida es un regalo de tu amor. Danos la certeza, la convicción de tu amor para crecer en estabilidad en la vida, vivenciando el sentirnos profundamente amados por ti.
Sana con tu dulzura todo rechazo que haya sentido desde la concepción, todo trauma sufrido al nacer y, en tu abrazo de amor, Tu, que eres Dios, Padre y Madre, rellena los orificios de nuestro ser con profundo amor paternal allí donde necesitamos de ese amor no recibido.
Bendice todo nuestro ser en este abrazo de cariño.
Somos tu proyecto, Dios infinito y amoroso, y en Jesús somos hijos en el Hijo.
Fuimos creados para Jesús, elegidos y pensados para Jesús y cuando brotamos de sus manos creadoras, cuando tomo el polvo de la tierra y soplo sobre cada uno de nosotros y nos dio el don de la libertad, de la alegría, de la conciencia, de la iniciativa, de la inteligencia, cuando nos rescato del pecado y de la muerte, tomo nuevamente la tierra de cada uno e hizo un nuevo amasijo con la Sangre de su Verbo crucificado. Entonces nos volvió a adquirir para sí mismo y nos dio a Jesús.
Hemos sido rescatados por la bendita sangre de Jesús que no esta sujeto ni al tiempo ni al espacio, y actualiza su sanacion hoy...ahora...ya...por siempre y para siempre...
Somos un regalo del Padre para Jesús, elegidos para andar en el amor.
Colocamos nuestro corazón en el Sagrado Corazón de Jesús. Desde allí fluye el agua viva de tu amor que nos lava y purifica de toda mancha de pecado, y la sangre preciosa de tu corazón traspasado que nos redime de todo mal y vivifica nuestro ser.
Cúbrenos con tu divina sangre, salpícanos con ella, haz un escudo protector con ella y toca toda área de dureza en nuestro corazón. Transfórmalo en un corazón tierno y humilde como el tuyo.
Nos abandonamos en el océano de misericordia, nos sumergimos en las profundidades del amor misericordioso de Jesús resucitado y ante sus pies colocamos nuestro intelecto, razonamientos, criterios, actitudes, gustos, deseos, lo que tengo y lo que soy, pecados y vicios, y sus rayos de luz comienzan a envolvernos, a llenarnos de paz, a disipar toda tiniebla de error con la luz de verdad, a iluminar con la luz del discernimiento divino.
Rendimos ante ti toda área emotiva, afectiva, emocional o física, la personalidad, el carácter. Entregamos confiadamente la familia, todo afecto, todo apego, bienes materiales, trabajo, todo lo que se acerque peligrosamente al primer lugar ya que ese es tu lugar, Señor Rey y Salvador. Centro de nuestras vidas.

Paséate Señor en medio nuestro vendando, cicatrizando nuestras heridas, vivificando todo nuestro ser.
Sana nuestras relaciones heridas, derrumba fortalezas, murallas, barreras de odio y división que elevamos con nuestro egoísmo, toca rivalidades, celos, envidias, traiciones, rechazos.
Sutura con tu amor esa área de heridas de traición de los que amamos y confiamos. Coloca un manto de perdón y olvido hacia toda incomprensión, olvido, castigo injusto, cuando fuimos ridiculizados, humillados, lastimados, despreciados con reproches, violencias, insultos, abusos físicos o psicológicos. Toma todas estas cargas del corazón, los dolores ponlos en el corazón de Jesús, que herido de amor por nuestras heridas las conoce y con manos amorosas las transforma.

Sana Señor las áreas de tristeza de la historia de nuestras vidas. Ve a la raíz, hasta los antepasados que con corazón partido por nostalgias de emigrantes, por perdidas materiales, familiares queridos, desarraigos sufridos han transmitido tristeza a sus generaciones, aunque debemos saber que en Jesucristo nada se pierde, todo se recupera.
Cura Señor toda tristeza, todo temor o miedo que encadenan, ligan, atan, bloquean y nos impiden ser el profeta, mensajeros, portavoz de la Buena Nueva del Reino, de la alegría de la Buena Noticia.
Por eso, te pedimos...sánanos Señor para poderte anunciar con unción, de toda tristeza, grito, insulto, toda angustia, nerviosismo, tensión, stress, depresión, miedos de dolor, enfermedad, mensajes negativos grabados en el corazón. Sana nuestros temores, moldes mentales y culturales y todo tipo de opresión, y con la autoridad de Jesucristo, te expulsamos tristeza de nuestras vidas y te damos permiso Jesús junto a la hermana alegría a entrar en nuestro corazón y arranca los miedos, tristezas, angustias que oprimen y afligen, el dolor quizás de no haber conocido o comprendido a papá o a mamá, el dolor del abandono, de faltas de amor y perdón, tristezas por aquella violación, por aquel abuso, por una persecución, traición conyugal, infidelidades, por traición en lo económico-financiero, por fraudes, robos, injusticias, por nuestros seres queridos, por aquel accidente, fracaso laboral, por escenas horribles que pudimos presenciar y quedaron grabados en nuestros ojos. Danos esa belleza interior que plasma el brillo de tu presencia, llena el corazón de tu alegría divina, de esa juventud divina que nunca se acaba.
Cura en nuestros corazones las áreas heridas por acusaciones falsas, chismes, maledicencias, calumnias, difamaciones, juicios temerarios, mentiras, injusticias, quejas, criticas, ironías, palabras hirientes. Sana también toda raíz del mal que pueda enfermarlo, todo rencor, resentimiento, toda desilusión, todo recuerdo desagradable.
Sana con la fuerza de tu amor, la nostalgia que nos invade por los años que pasaron y enséñanos a ver las cosas buenas que nos dejo la experiencia de esos años y danos fortaleza y gozo de enfrentar nuevos desafíos y nuevas oportunidades.
Espíritu Santo, don divino de lo alto, persona de amor de Dios comunicada a nosotros derramando amor en nuestros corazones, tu que nos explicas todas las cosas y nos llevas a la verdad completa, en este momento te damos total y plena libertad para que actúes en lo profundo de nuestro ser.
Espíritu Santo sopla suavemente en mi, con tu cálida brisa, invade la mente y toca todos los recuerdos sanándolos.
Mira los momentos de la infancia, de rechazo, agresiones. incomprensiones, cuando no nos valoraron ni tuvieron en cuenta.
Toca los recuerdos de la vida familiar, cuando presenciamos discusiones y peleas entre seres queridos sin poder unirlos.
Sana la memoria de mi piel, los abusos de sexualidad, los recuerdos de enfermedad o la muerte de seres queridos. Pasa por los recuerdos de adolescencia en confusión, miedo e inseguridad, en malas experiencias afectivas, desprecios recibidos. Pasa por los momentos en que pecamos. El recuerdo de los pecados nos lastiman, bórralos con el soplo de tu misericordia y olvido y libéranos de la influencia de esos recuerdos.
Pasa Divino Espíritu, tocando los recuerdos en los momentos de elección de la vocación. Algunos llamados al matrimonio, otros al celibato, otros escogieron la soltería o son viudos o divorciados.
Sana el estado de vida en el cual nos encontramos hoy. En los esposos la falta de comunicación y dialogo profundo, falta de apoyo, ternura, delicadezas y detalles de amor, fidelidad, afecto, consideración, amor, atención, por sus palabras, acciones, pensamientos que nos hirieron e hicieron daño.
Sánanos de estas cosas. Haz que nuestros matrimonios comiencen a ser nuevamente lo que Dios quiere que sean. Toma las heridas y sufrimientos del pasado para que nuestros matrimonios sean limpios y comiencen de nuevo libres y sanos.
Toca, Espíritu Santo, con la calidez y ternura de tu amor y plenifica la vida con tu presencia de los que permanecen solteros o viudos.
A sacerdotes, religiosos y religiosas tócales sus heridas, véndaselas con amor y acércalos a ti. Ayúdalos a sentir el calor y la fortaleza de tu amor que disipan toda duda sobre su vocación, dales valor y confianza de caminar tu camino y llevar a cabo la obra que los ha llamado a hacer con verdadero celo apostólico.
Gracias Dios, Uno y Trino porque nuestras vidas heridas en tus manos se transforman por amor como una perla salida de la herida de una ostra.
Somos preciosos a tus ojos, derrama Espíritu Divino como bálsamo de bendición, tu perfume santo. Úngenos, con unción sin limites fresca e intensa. El poder de Dios descienda sobre nosotros, la fragancia del Nombre de Jesús. Su presencia es perfume derramado sobre todo nuestro ser, sentidos y facultades, recuerdos, heridas reciben el perfume del Nombre sobre todo nombre, para ser testigos valientes, evangelizadores que entregan el Reino a los demás llevando luz, amor, bendición, sanacion, liberación impregnados de la fragancia del Señor y con la llama divina de amor, nos da libertad, liberando recuerdos de la memoria, de los ojos del corazón, nos llena de luz y gracias para comprender la historia de nuestras vidas a partir del Espíritu de Dios.

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