Hola Hermano/a: Te doy la bienvenida a este espacio que desea ser justamente un vinculo que te lleve al Cielo. Ojala este sitio sea esa Escalera como la que Jacob vio en sueños alla en Betel y puedas decir como el: " Esta si es casa de Dios y puerta del cielo" y ver a los angeles de Dios subir y bajar por ella llevando tus oraciones y trayendo bendiciones de parte de Dios para tu vida.

miércoles, 29 de junio de 2011

LAS TENTACIONES DE JESÚS EN EL DESIERTO


REFERENCIA LC.4, 1-13
La Palabra de Dios dice que estando Jesús lleno del Espíritu Santo, luego de haber sido bautizado en el Jordán y lo lleva AL DESIERTO. El desierto es el lugar de la prueba (como el oro en el crisol) y de la formación. El desierto nos prepara en la verdadera intención del cristiano.
En el desierto empezamos a conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas.
En el desierto somos seducidos por la presencia amorosa de Dios y nos dejamos seducir porque El es mas fuerte que nosotros y nos puede.
Hoy ustedes, como Jesús, después de haber sido bautizados en el Espíritu Santo la semana pasada, providencialmente han sido traídos al desierto, porque eso es un retiro espiritual, un estar en un despojo total de sí mismo para estar con Dios, justamente en este triduo que culminara con la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.


¡Que bueno es Dios que nos ha llamado a experimentar sus propias sensaciones y vivencias a nosotros, sus hermanos, para que como el salgamos de este retiro triunfantes y llenos de su Espíritu Santo para poder servir de una manera más eficaz a nuestros hermanos de comunidad!.

Mientras hacia mi meditación sobre esta lectura, me preguntaba porque las genealogías de Jesús se encuentran inscriptas entre el Bautismo de Jesús y las tentaciones en el desierto. (Lc 3,23-37)
Las genealogías nos dan cuenta de la IDENTIDAD. Cuando nosotros hacemos nuestro árbol genealógico, estamos construyendo nuestra propia identidad. Después del bautismo en el Jordán, Dios nos marca de una manera precisa la IDENTIDAD DE JESUS COMO HIJO DE DIOS.
¿Porque en el Evangelio de Mateo, por ejemplo están en el primer capitulo, como  introduciéndonos de algún modo  al misterio de Jesús en la tierra, mientras que en Marcos y Juan ni siquiera hacen referencia?
Pero he  aquí  que note algo interesante. En el versículo 22 del capitulo anterior, Dios dice: “este es mi Hijo...”; el versículo 38 habla de “Adán, hijo de Dios” y luego en el capitulo 4 ,1-13 propiamente dicho, el demonio le dice a Jesús: “Si tu eres Hijo de Dios...”
Como si el demonio quisiera instaurar la duda contra la filiación divina de Jesús “si tu eres Hijo de Dios...”
Aquel que lee los Santos Evangelios por primera vez, puede aparecerle esa  duda de que ¿cómo? ¿No es Jesús el Hijo de Dios? ¿Por qué dice acá que es Adán  hijo de Dios? Conclusión: Ah, Adán y Jesús son iguales.
Es por eso que el demonio comienza a tirar dardos venenosos contra Jesús.
Imagino al diablo pensar: de todos modos, si pude tentar en otro tiempo al “otro” hijo de Dios, si lo pude corromper... seguramente con este otro también lo podre hacer.
Pero Jesús no era “otro” hijo de Dios ( y el diablo lo sabe bien!!!), Jesús es EL HIJO DE DIOS.
Podríamos decir que tenemos aquí un original y un duplicado: El original es Jesús, con toda su perfección, con toda su santidad, con todo su amor y el duplicado es Adán, fallado por la herida del pecado, débil y manipulable.
¿Por qué un duplicado? Basta con que nos remontemos al Génesis 1,26 “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza...”
Adán, como su descendencia (nosotros)...porque a veces nos olvidamos que somos descendientes de Adán, o no lo queremos reconocer..., es imagen y semejanza de ese Dios que es Padre, que es Hijo y que es Espíritu Santo. Porque Dios no dice: “hagamos al hombre a mi semejanza”, sino a NUESTRA semejanza.
Porque Dios formo al hombre, lo creo con un amor tal, al punto de hacerlo a su imagen y semejanza. ¿Qué padre bueno no quiere que su hijo sea parecido a el?
Sobre todo parecidos a Jesús, somos llamados, convocados por este maravilloso Dios de la vida a reproducir la imagen de Cristo en nuestra propia vida.

Pero el demonio, lleno de envidia y de celos porque el había dejado de ser el preferido de Dios, el mas bello, el mas sabio, el mas luminoso, arremete contra el hijo de Dios y lo induce a pecar, lo induce a la desobediencia, lo induce al desamor. Porque en definitiva el pecado es desamor contra el Padre bondadoso. Y entonces cree que con este Hijo de Dios podrá hacer lo mismo, o al menos lo intentara, porque para eso no se cansara nunca. Y con nosotros querrá hacer lo mismo, sobre todo si intentamos reproducir en nosotros mismos a Cristo.

Ahora si vamos a adentrarnos en las tentaciones en el desierto.
El demonio lo va a tentar  tal como lo hizo desde el principio con aquel hijo de Dios, Adán, con la tergiversación de la Palabra de Dios. Con las verdades a medias, con el doblez en la intención.
El demonio sabe que el alimento de Jesús es hacer la voluntad del Padre, por lo tanto comienza entonces a tentar a Jesús porque vio que tenía hambre y le dice que convierta las piedras en pan. Pero Jesús, como ya conoce la estrategia del diablo, “el existía desde el principio (1 Jn 1,1), le replica también con la Palabra de Dios. Solo que en boca de Jesús, la Palabra de Dios es verdadera y eficaz, pues El es la Palabra perfecta, sana y pura salida de la boca de Dios.
Imagino a Dios exhalando su Aliento de Vida y llegando como sombra sobre Maria niña, tierna y pequeña, inocente lirio tomado del Jardín de Dios y formándose en su seno el Verbo Eterno, Jesucristo, el Salvador.
¡Con cuanto amor habrá exhalado ese Aliento de su boca para que se formara en un vientre de mujer el Amor de todos los Amores! ¡Que misterio inefable este de Dios! ¡Que imposible de entender si no es con el corazón! Porque estos misterios se conocen y se entienden desde el amor, desde el corazón.

REPUESTAS CLAVES DEL JESUS AL DIABLO:

Ø “no solo de pan vive el hombre”. Y es cierto, porque el hombre es dueño de toda la creación y de comer de todos sus frutos. Y sino leamos en el Génesis 1,28-30 (1ra.narración de la creación del hombre). Dios le da al hombre el uso de todo lo que hay sobre la tierra y en el mar y en el cielo para su propia alimentación. No necesita que el demonio lo tiente con un pedazo de pan solamente.  En la segunda narración dice en el cap.2 verso 16: “puedes comer de todos los arboles que están en el jardín, exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De el no deberás comer, porque el día que lo hagas quedaras sujeto a la muerte”. Y en el capitulo 3, verso 22 dice: Después el Señor Dios dijo:”El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre”. ¡Que maldito ese demonio!  porque desconociendo el hombre todo lo que tiene para disfrutar en esta vida, lo engaña, lo seduce por migajas. Ayer, en el paraíso por un fruto delicioso (habiendo tantos mas y mejores quizás que ese) y ahora por un pedazo de pan. ¡Pero si le estaba hablando al Pan de Vida! Cuantas veces el demonio nos tienta con frutos a la vista deliciosos, apetecibles pero que no son buenos para nosotros. Cuantas veces hemos trepado al árbol del bien y del mal y hemos quedado desnudos ante nuestra propia debilidad... ¿Qué caro que pagamos los frutos del pecado!
Ø “adoraras al Señor tu Dios...” El hombre, según dice la Palabra ha llegado a ser como un dios en el conocimiento del bien y del mal, pero en su arrogancia  se ha querido elevar a la categoría de Dios, creerse Dios y el tentador abusa de esta arrogancia del hombre. Pero sabe también que como criatura, necesita a su vez, remitirse a aquel que lo creo. Podemos visualizar miles de situaciones en que nos hacemos adoradores de nosotros mismos: “yo soy dueña de mi cuerpo”, “tengo derecho a elegir”, “no voy a confesarme con otro hombre como yo”, “yo elijo mi forma de vivir o de morir”. Idolatría, pura idolatría hacia nosotros mismos. Nos creemos dioses, pero cuando se nos caen las estanterías, entonces lloramos, pataleamos y le echamos la culpa a Dios por nuestras desgracias: “Dios me castigo”. ¿Dios te castigo? ¿no será que vos te autocastigas viviendo a espaldas de Dios? ¿no será que lo que recibís es el pago de tus pecados, el vuelto de tu vida mal vivida?

Ø “El dará ordenes a sus ángeles..”
             En el Evangelio de Mateo capitulo 4,11 efectivamente dice que “unos ángeles se acercaron a servirle”
Es curioso pensar que las tentaciones aparecen en el Paraíso (Gn 3,1-13) y en el Desierto (Lc 4, 1-13).
En ambos sitios, la tentación se remite a tres campos: EL TENER, EL PODER Y  EL SABER (Conocimiento ver Gn 3,6). Y en todos los casos, estos tipos de tentación remiten a un pecado mayor : LA SOBERBIA.

Es un concepto que no nos animamos a decir abiertamente, pero con nuestro modo de actuar y de vivir lo estamos confirmando.
Y cuando no tenemos algo, o no tenemos poder sobre algo o no sabemos algo, nos agarra la depresión, la angustia, el abatimiento: “nadie me ama...”, “todos están en mi contra...”, “todo me pasa a mí”. Y ese  “mi-yo”, no es otra cosa que una soberbia galopante, una falta de humildad que pasma, y que no me deja reconocer el verdadero valor y sentido de las cosas.
También podría decirse que estos tres campos convergen en uno solo que es el deseo de POSESION.
La posesión como dominación del otro, dominación del hombre por el hombre, dominación de la fuerza por sobre la razón, dominación... Y Dios dice: “dominad la tierra...” pero es tan distinta este tipo de dominio, tan lleno de libertad, tan lleno de vida y de gracia.
La otra dominación es la forma refinada del EGOISMO. El regodearse consigo mismo, el pensar solo en sí mismo, en buscar el bien solo de uno mismo.
En el Tener, la posesión es sobre las cosas y la gente. Lo mío es mío, y no lo comparto.
Podemos tener la tentación de buscar desmedidamente los dones espirituales.
No solo es natural sino necesario que el Espíritu suscite carismas en su Iglesia; en particular y como lugar especialmente adecuado, en los grupos de oración, donde se le ofrece una oportunidad especial para actuar. Pero nuestra actitud es colocarnos sencillamente como personas disponibles a ser usadas por El cuando quiera y donde quiera, aun en lo más extraordinario. No nos asuste la expresión.
Pero el deseo desmedido de los carismas cierra la mano del Señor. El no quiere ser forzado. El es libre y la actitud humilde de disponibilidad es la  mejor preparación para que, si entra en sus planes, llegue hasta nosotros la gracia de sus dones.
Esta tentación, más perceptible y manifiesta a los comienzos, puede asaltarnos también cuando estamos comprometidos en el liderazgo.
El hecho de ser investidos con una misión de gran importancia en la Iglesia (dirigir un grupo de oración, hacer desarrollar los carismas de los hermanos, discernir la autenticidad de ellos, etc) es un terreno propicio para que el maligno nos ataque: “TENEMOS QUE ESTAR BIEN EQUIPADOS PARA DIRIGIR, AYUDAR, PASTOREAR A NUESTROS HERMANOS. PARECE QUE DEBIERAMOS TENER EN ABUNDANCIA LOS CARISMAS PARA “CONTRUIR” LA COMUNIDAD DE LA QUE SOMOS RESPONSABLES”.
El celo apostólico, mal orientado, la envidia oculta, el deseo de ser considerado y admirado puede hacer presa en nosotros. El espíritu del mal no nos tentara abiertamente; lo hará como a Cristo en las tentaciones del comienzo de su vida pública a partir de un bien real o aparente.
Debemos estar serenamente alerta, pues seremos tentados en lo que algunos designan con el nombre de “carismanía”: deseo desordenado de carismas. Es un peligro real que entorpece la verdadera Efusión del Espíritu Santo; predispone para las “falsas iluminaciones” y puede llegar hasta la soberbia.
Entra en la “carismania” un error que indica no haber dado con la pedagogía más elemental de la espiritualidad cristiana: esperar que las vidas sean guiadas, siempre y constantemente, por mensajes y revelaciones sobrenaturales; dicho de otro modo, esperar que Dios intervenga de un modo carismático cuando los poderes naturales son suficientes para resolver el problema. Es decir, no hacer lo que nosotros tenemos con la idea que Dios proveerá a través de sus dones.
En el Poder, la posesión es sobre las voluntades. Los demás tienen que hacer lo que yo quiero. Aquí puede aparecer la aparición del “Deseo de dominio”.
La tentación se disfrazara y la dificultad será descubrirla como tentación: porque partirá de lo bueno o de lo aparentemente bueno: de un servicio activo para el Señor; de no dejar infructuosos sus dones naturales y divinos. Aparecerán los pretextos.
La búsqueda y actitud de dominio (o de poder) puede ser a nivel consciente o inconsciente.
A nivel “consciente” es cuando me doy cuenta que yo, actualmente, quiero valerme de los grupos de oración para mi propio prestigio: “una persona puede ser tentada de escalar cierta posición de oración porque servir de este modo lo hace sentir en una posición importante”.
La tentación responde a un deseo fomentado de prevalecer, de imponerse, de exhibirse, de obtener o aumentar su prestigio. Estamos, cuando nos entregamos a ella, dentro del campo bien penetrado de inmoralidad. El “seguir a Cristo”, “hacerlo y ser de hecho centro de nuestra vida y del grupo que dirigimos”, se queda en mera expresión sin contenido, es más, se convierte en un desacato al Señor  y en una deslealtad.
Podemos llegar a servirnos del grupo. Hay en esto un ingrato y fraudulento desplazamiento del Señor para situarnos en su lugar.
Será necesario entonces de reconocer el error, arrepentirse, acudir al Señor con la carga de pobreza espiritual para sacar de esta experiencia del mal un fruto de humildad y de un servicio más desinteresado.
Lo realmente tremendo es cuando el servidor no se deja ayudar, cuando permanece tercamente en sus puntos de vista, no dejarse iluminar por otros hermanos.
En el Saber, la posesión es sobre el conocimiento. Yo lo denominaría “gula espiritual”.
Deseo desmedido de obtener todo tipo de conocimiento espiritual.
Y en esto debemos ser muy cuidadosos porque, si bien es cierto que el Señor reclama que su pueblo perece por falta de conocimiento, un afán desmedido por querer penetrar en los misterios divinos puede llevarnos a buscar en lugares equivocados esos conocimientos.
No es de asombrarse como en muchas ocasiones hemos oído que servidores de años aun van a las consultas de quiromantes, nigromantes, y otras yerbas, seducidos por el demonio tal como los hizo con Eva (Gen 3,6).
Evidentemente la orden de no acercarse al árbol del conocimiento del bien y del mal por parte de Dios, tenía un fundamento, pues tal como decía Pablo: “todo me es permitido, mas no todo me conviene”.
Hay cosas que no necesitamos saber, pues pertenece a la dimensión del misterio...es en definitiva querer ser como Dios.
Y cuando no obtenemos estas cosas nos sobreviene la angustia, la tristeza, la desesperación, la depresión, el resentimiento y muchos otros sentimientos que hacen que nuestro servicio se vea limitado y aun deteriorado…
Hay otras tentaciones muy importantes que pueden aparecer en nuestra vida cristiana, sobre todo si estamos sirviendo:
El paraclericalismo o independencia frente a la jerarquía. El p. O´Connor expresa: “Uno de los aspectos más admirables y prometedores de la Iglesia actual, es el redescubrimiento del sacerdote y el apostolado de los seglares. La renovación constituye un poderoso apoyo a este avance, porque es precisamente oficio de los carismas,  proveer al individuo para que desempeñe un ministerio en la Iglesia. Muchos laicos, mediante los carismas, recibidos por ellos son llamados y de hecho desarrollan un claro ministerio de enseñanza, predicación, profecía, consejo…
Esto se halla de acuerdo con la naturaleza de la Iglesia y es una reacción al clericalismo exagerado imperante en tiempos pasados.
El “paraclericalismo” ocurre cuando el liderazgo de los seglares llega a duplicar o usurpar funciones que corresponden al sacerdocio oficial.
El sacerdocio de ordenación se origina en el mandato dado por Jesucristo a los Apóstoles. Fue, pues establecido por el mismo Señor y constituye un elemento estructural y permanente de la Iglesia.
Los carismas representan la libre inspiración del Espíritu, que sopla donde quiere, independientemente de la función.
El sacerdote ordenado y el carismático son instrumentos de Cristo y el Espíritu; pero en forma distinta. Las sagradas órdenes hacen que quienes las reciben sean representantes personales de Cristo: in persona Christi
Resulta lamentable presenciar actitudes más o menos simuladas de rebeldía y desplazamiento.
Lo verdaderamente peligroso es que el seglar no tiene el bagaje teológico que tiene el sacerdote y pueden llegar a cometerse errores o inexactitudes. Aferrados a la inspiración del Espíritu, improvisan sobre la Iglesia, sobre puntos centrales del cristianismo con osadía, mezclan lo verdadero con lo falso.
El desaliento La tentación del desaliento es una de las más frecuentes en la vida espiritual. Es una de las más sutiles y peligrosas.
No pocos se han visto frenados en su vida de crecimiento.
Los altos y bajos se suceden con cierta intermitencia. Nos recuerdan la periodicidad de las mareas, aunque no se puede aplicar la comparación estrictamente.
Nos hallamos unas veces encendidos en el amor de Dios, acrecentados en nuestra fe; disponibles para entregarnos, sin precio ni medida a los demás hasta el heroísmo.
Otras veces nos sentimos como alejados de Él, insensibles ante lo divino, torpes y perezosos para el bien, sin gusto alguno del Señor u de sus dones…el reverso de la medalla.
Sin embargo, menos de contar con que este contraste se producirá en nuestra vida espiritual; que seremos sometidos a este proceso, que caminaremos con intermitencias en la luz y en la oscuridad de la fe.
Muchos reaccionan y parecen proceder lógicamente: “ si me siento frio, insensible…Por que asistir al grupo de oración? Por que orar cuando mis palabras parecen brotar de la punta de los labios con un corazón ausente? Por que tener que aguantar una hora de reunión, perdiendo un tiempo precioso???? Cuantos  POR QUE!!!
La tentación del desaliento puede incluir aspectos tan variados como: las desilusiones por causa del prójimo, del, grupo, del dirigente…y aun hasta de Dios mismo.
También incluyen la experiencia de los propios límites, las falsas interpretaciones de la voluntad de Dios, el cansancio de practicar el bien, el sentimiento de fracaso, etc.
La improvisación La tentación de la improvisación puede malograr el fruto o disminuirlo. Hay que darle la importancia que tiene. El espíritu del mal está al acecho y nos sugerirá mil pretextos para no prepararnos debidamente. Inocente o perezosamente se da a veces, una lamentable convivencia en nosotros con esta intención de que se ha propuesto malograr la obra del Señor como sea.
Todo trato con el Señor requiere una preparación de nuestra parte.
Hay que  hacer un corte psicológico y espiritual con la ocupación precedente, crear un clima para el dialogo entre ambos.
La oración personal es fundamental para conocer lo que el Señor quiere que hagamos y como lo hagamos.

Las tentaciones son “nuestro pan de cada día”. Son congénitas a cada hombre. Salvo Jesús y María Santísima que jamás pecaron, todos  los hombres pecamos. Y todo pecado, indefectiblemente es precedido por una tentación.
Si hay tentaciones debe necesariamente haber FUENTES de tentaciones.
Desde el principio, desde que nuestros primeros padres pecaron, la fuente principal de tentación es el diablo.
Cada ser humano tiene dentro de sí una fuente de tentación que llamamos concupiscencias o pasiones desordenadas.(la carne)
También hay otra fuente que es el mundo.
Las tentaciones que sufrió Cristo son las que provino del diablo, pues el no tenia concupiscencias como nosotros.
Las tentaciones forman parte de nuestra vida y tenemos que comprender su función y sobre todo, saber combatirlas.
Las tentaciones también tienen un sentido salvífico. Así lo refiere el CATIC  n° 539:
“los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto, Cristo se revela como Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto es vencedor del diablo”.
Las tentaciones nos ayudan a fortalecer nuestra opción por Dios.
Antes de entregar un coche a la agencia, los fabricantes tienen que probarlo en la pista de pruebas. Si pasan la prueba lo consideran como un buen coche y digno de la marca que ostenta. La vida del hombre también es como una pista de prueba para ver si él es digno del sello que Dios le imprimió en su alma en el momento del bautismo.
Las tentaciones son permitidas por Dios para probar nuestro valor. Cada vez que superamos una tentación, se consolida nuestra opción por Dios, por el contrario, cuando caemos en la tentación debilitamos nuestra opción por El.
En la vida moral no hay momentos neutros: actuamos para o en contra de Cristo. “No se puede servir a dos señores”.
Hay que afianzar  cada día nuestra opción por Dios. Morir a lo nos ofrece la tentación, a nosotros mismos y hacer vivir más nuestro amor a Dios.
Las dificultades hay que afrontarlas y superarlas. Para el que ama las dificultades son ocasiones para demostrar su cariño por la persona amada. Hay que dar la vida, caer en tierra y  morir para vivir y dar fruto y que ese fruto sea duradero.
Esto es muy duro para quiere lo ven de afuera.
El resultado de esto es la fecundidad, fruto, realización, vida y vida abundante.
Cristo venció eficazmente las tentaciones. Cuando la casa se está quemando no vas a hacer un curso de cómo extinguir el fuego; cuando un avión se está cayendo no vas a sacar el manual de procedimientos de seguridad; entonces cuando estamos en tentación es importante prever, prepararse antes. Cristo, nuestro Maestro nos enseña no solo con su palabra sino también con su ejemplo.
La victoria de Jesús en el desierto sobre el tentador es un anticipo de la victoria de la pasión, suprema obediencia de su amor al Padre.(catic 539)
Cristo uso tres armas muy poderosas: la Palabra de Dios, el sacrificio y la oración. Con estas tres armas podemos superar cualquier tentación.
La Palabra de Dios, es la voluntad expresa de Dios que era lo que más le importaba a Jesús. El tenía su conciencia bien formada. Sabía distinguir entre el bien y el mal.
Si nosotros no  formamos nuestra conciencia, corremos el riesgo de caer en tentación.
No basta saber que se puede y que no, sino es necesario saber también el porqué no está bien o mal
Un católico debe tener una FE ILUSTRADA que significa saber porque una cosa es buena o mala moralmente.
La segunda arma, el sacrificio. Nos puede pasar como le paso a Eva (Gen 3,6)
Las tentaciones se nos echan encima con la violencia de la pasión. Son seductoras y nos pueden enredar fácilmente la voluntad.
Es por eso necesario tener una voluntad fuerte y firme. Una persona sin fuerza de voluntad es como una hoja llevada por el viento: no pone resistencia.
La tercer arma es la oración, que es en definitiva la unión con Dios. La oración nos anima, nos fortalece, hace que sintamos la presencia de Dios en toda nuestra vida. Si no oramos (y no digo de rezar) perdemos la comunión con Dios y hacemos las cosas según nosotros mismos.
Decía San Alfonso María de Ligorio: “el hombre que ora se salva; el que no ora, no se salva”. Parafraseando estas palabras del santo, podemos decir que el que ora vence la tentación y el que no ora no la supera.
Ø  “No tentaras al Señor, tu Dios...” (ver Dt 6,16)
Una de las cosas que mas disgustan a Dios es que lo pongan a prueba. Jesus le hace ver con esta palabra, que el es hombre y pudo ser tentado, pero que también es Dios y a el no se lo puede tentar.
Cuantas veces queremos probar temerariamente la existencia o el poder de Dios y si los resultados no son satisfactorios, simplemente renegamos de El.
Dios no tiene que demostrar nada porque  El es soberano.
A Dios le disgusta sobremanera que duden de El, de su amor y de su fidelidad y si nuestras peticiones son temerarias o extorsivas, nos va a ir muy mal.
Es muy distinto pedirle a Dios que nos ayude con fe como Daniel en Dn 6 a pedirle y si nos responde entonces creeremos.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe y que recompensa a los que lo buscan” (Heb 11,6)
Dios no tiene que demostrar nada a nadie, al contrario somos nosotros quienes tenemos que demostrarle que somos dignos de su reino.

No tentarás al Señor tu Dios…

No pondrás a prueba a tu Dios, no lo obligarás a correr detrás de ti. No lo moverás
con tus lagrimas, porque prevaleció tu  desobediencia.
 La desobediencia no es la conducta en sí mismo. Sino la actitud de su corazón.
Dios mira el corazón del hombre, antes que su actitud.
Alguien que hace algo que no parece pecado, sin tomar en cuenta la opinión de Dios.
Peca en su corazón por rebeldía. Porque la rebeldía es la tendencia a actuar independientemente de Dios.

No tentarás al Señor tu Dios…

Sometamos nuestras decisiones a Jesús, miremos lo que Dios esta haciendo y repitamos
su conducta. Escuchemos su consejo. Actuemos en base a la convicción que el nos genera.
¿Cómo hacer esto?
Preguntar cual es la verdadera motivación de nuestra decisión. Si en esa motivación nos encontramos con nuestro ego, repensemos la decisión.

sábado, 23 de abril de 2011

PREGON PASCUAL


Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por rnedio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.
¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!
Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén

SABADO SANTO- EL DESCENSO DEL SEÑOR A LA REGION DE LOS MUERTOS

El Oficio del lectura trae hoy este texto De una antigua Homilía sobre el santo y grandioso Sábado (PG 43, 439. 451. 462-463) sobre el descenso del Señor a la región de los muertos; describe el encuentro entre Cristo resucitado y Adán, como figura de los justos del Antiguo Testamento que esperaban la redención de Cristo:
¿Qué es lo que pasa? Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido y ha despertado a los que dormían desde hace siglos. El Dios hecho hombre ha muerto y ha puesto en movimiento a la región de los muertos.
En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; Dios y su Hijo van a liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él.
El Señor hace su entrada donde están ellos, llevando en sus manos el arma victoriosa de la cruz. Al verlo, Adán, nuestro primer padre, golpeándose el pecho de estupor, exclama, dirigiéndose a todos: «Mi Señor está con todos vosotros». Y responde Cristo a Adán: «y con tu espíritu». Y, tomándolo de la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo».
Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos que habían de nacer de ti; digo, ahora, y ordeno a todos los que estaban en cadenas: “Salid”, y a los que estaban en tinieblas: “Sed iluminados”, y a los que estaban adormilados: “Levantaos.”
Yo te lo mando: Despierta, tú que duermes; porque yo no te he creado para que estuvieras preso en la región de los muertos. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han muerto. Levántate, obra de mis manos; levántate, mi efigie, tú que has sido creado a imagen mía. Levántate, salgamos de aquí; porque tú en mí y yo en ti somos una sola cosa.
Por ti, yo, tu Dios, me he hecho hijo tuyo; por ti, siendo Señor, asumí tu misma apariencia de esclavo; por ti, yo, que estoy por encima de los cielos, vine a la tierra, y aun bajo tierra; por ti, hombre, vine a ser como hombre sin fuerzas, abandonado entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado a los judíos en un huerto y sepultado en un huerto.
Mira los salivazos de mi rostro, que recibí, por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorada. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido.
Me dormí en la cruz, y la lanza penetró en mi costado, por ti, de cuyo costado salió Eva, mientras dormías allá en el paraíso. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te sacará del sueño de la muerte. Mi lanza ha reprimido la espada de fuego que se alzaba contra ti.
Levántate, vayámonos de aquí. El enemigo te hizo salir del paraíso; yo, en cambio, te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celestial. Te prohibí comer del simbólico árbol de la vida; mas he aquí que yo, que soy la vida, estoy unido a ti. Puse a los ángeles a tu servicio, para que te guardaran; ahora hago que te adoren en calidad de Dios.
Tienes preparado un trono de querubines, están dispuestos los mensajeros, construido el tálamo, preparado el banquete, adornados los eternos tabernáculos y mansiones, a tu disposición el tesoro de todos los bienes, y preparado desde toda la eternidad el reino de los cielos.»

viernes, 22 de abril de 2011

El valor de la sangre de Cristo


VIERNES SANTO
De las Catequesis de San Juan Crisóstomo, obispo
El valor de la sangre de Cristo
GLOSA
En esta catequesis, el Crisóstomo se dirige a personas que ya han abrazado la fe y que se gozan contemplando a Cristo que les salva por medio de su sangre. En la Biblia, la sangre posee un valor sagrado. Ya en tiempos de Moisés, la sangre de un simple cordero, figura de la de Cristo, había salvado a los israelitas. De la sangre de Cristo ha nacido la Iglesia, han nacido los sacramentos, hemos nacido nosotros a la vida nueva. En la Eucaristía bebemos la sangre del Señor y nos alimentamos para la vida eterna.
¿Deseas conocer el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que la profetizaron y recordemos los antiguos relatos de Egipto. Inmolad -dice Moisés- un cordero de un año; tomad su sangre y rociad las dos jambas y el dintel de la casa. «¿Qué dices, Moisés? La sangre de un cordero irracional ¿puede salvar a los hombres dotados de razón? » « Sin duda -responde Moisés-: no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene una profecía de la sangre del Señor. »
Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simbólica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más lejos.
¿Deseas descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y cuál sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Señor. Pues muerto ya el Señor, dice el Evangelio, uno de los soldados se acercó con la lanza, y le traspasó el costado, y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del bautismo; sangre, como figura de la eucaristía. El soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero, y yo recibo el fruto del sacrificio.
Del costado salió sangre y agua. No quiero, amado oyente, que pases con indiferencia ante tan gran misterio, pues me falta explicarte aún otra interpretación mística. He dicho que esta agua y esta sangre eran símbolos del bautismo y de la eucaristía. Pues bien, con estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneración y con la renovación del Espíritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado, ambos, del costado. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva.
Por esta misma razón, afirma San Pablo: Somos miembros de su cuerpo, formados de sus huesos, aludiendo con ello al costado de Cristo. Pues del mismo modo que Dios formó a la mujer del costado de Adán, de igual manera Jesucristo nos dio el agua y la sangre salidas de su costado, para edificar la Iglesia. Y de la misma manera que entonces Dios tomó la costilla de Adán, mientras éste dormía, así también nos dio el agua y la sangre después que Cristo hubo muerto.
Mirad de qué manera Cristo se ha unido a su esposa, considerad con qué alimento la nutre. Con un mismo alimento hemos nacido y nos alimentamos. De la misma manera que la mujer se siente impulsada por su misma naturaleza a alimentar con su propia sangre y con su leche a aquel a quien ha dado a luz, así también Cristo alimenta siempre con su sangre a aquellos a quienes él mismo ha hecho renacer.

jueves, 21 de abril de 2011

QUE TODOS SEAN UNO...

ORACIÓN DE JESÚS POR LOS SUYOS: QUE TODOS SEAN UNO

El corazón humano late en una secuencia cardiaca formada por dos movimientos continuos: SÍSTOLE:  que es cuando las paredes del músculo cardiaco se contraen al llenarse de sangre y DIÁSTOLE: que es un periodo de descanso, cuando el corazón vacío se relaja.
Salvo alguna cardiopatía, podría decirse que el corazón no se cansa nunca porque tiene un mismo tiempo de trabajo y descanso.
El corazón de Cristo no descansa nunca. Su sístole dice: “que todos se salven” y su diástole: “que ninguno se pierda”.
Porque esa era y es la motivación principal del Señor: que todos nos salvemos y que ninguno de nosotros se pierda.
Y el problema no que todos nos salvemos, porque la sangre que late en el corazón de Jesús fue vaciada en una diástole perpetua de amor para nuestra salvación. El problema es que estando dentro de su grupo de amigos nos perdamos. Y lo que es peor, que hagamos perder a otros.
En una noche como esta, hace ya mas de dos mil años, Jesús le decía estas cosas a sus amigos en torno la mesa pascual.
Habían estado comiendo la pascua judía: el pan sin levadura, el vino y las hierbas amargas. Durante la primera noche de la festividad (las dos primeras en la Diáspora) se acostumbra a llevar a cabo una tradicional cena, llamada "Séder" (סדר), durante la cual se relata la historia de la salida de Egipto.
Tal vez Juan, por ser el menor de todos, haya iniciado la Hagada.
Hagadá significa "contar la historia" de la Pascua. La historia se basa en la respuesta a cuatro preguntas hechas por los hijos. Una de ellas es: ¿Por qué ésta noche es diferente de todas las otras noches? El padre procede a contar la historia del éxodo de Egipto, leyendo del libro "el Hagadá" y usando símbolos y lecciones prácticas para mantener el interés de los más pequeños.
¿Por qué les digo todo esto?
Para recordar en el contexto en que Jesús hace esta oración. La hace sabiendo que iba a entregar su vida por todos nosotros. Esta oración de Jesús por los suyos, es la oración que haría todo padre por sus hijos cuando esta por  morir. “No se peleen entre ustedes”, “cuídense y defiéndanse unos  a otros”, “cuiden y respeten a mamá”. creo que en cosas como esas estaría pensando Jesús.
Esto me recuerda una de las estrofas del  Martín Fierro que dice lo que un Padre amoroso y preocupado diría a sus hijos: “los hermanos sean unidos, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, pues si entre ellos pelean los devoran los de ajuera”.
El tema central de la oración de Jesús es LA UNIDAD: QUE TODOS SEAN UNO. (v.21)
Comienza diciendo que el Padre le ha dado autoridad sobre todos los hombres ¿para qué? Para dar VIDA ETERNA a todos los que el Padre le dio.
A mí, a vos, a todos. Jesús toma para sí esa autoridad que Dios le dio para darnos a todos la vida eterna y que a veces tan poco en cuenta la tenemos. Porque si la tuviéramos en cuenta, andaríamos con mas cuidado por la vida tratando de seguir las huellas de Cristo sin irnos ni a derecha ni a izquierda.
Sin embargo, nos olvidamos de la autoridad de Cristo sobre nuestras vidas y queremos caminar a nuestro antojo, olvidándonos que esta en juego precisamente la vida eterna.
Y ¿ qué es en definitiva la vida eterna?
Lo dice Jesús en el versículo 3: “que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo tu enviado”.
Y ¿qué es conocer a Dios y a su Enviado Jesús sino un continuo desear su voluntad de que todos seamos Uno?
Jesús no pidió ni más unción, ni más gracia para predicar, ni prosperidad, ni poder... sino que pidió UNIDAD.
Un ejemplo de unidad es la Santísima Trinidad. Tres personas distintas, diferentes, complementarias... pero son UNA.
Así somos o debemos ser en la Iglesia: somos muchas personas, diferentes, nos complementamos (a veces)... pero Jesús quiere que seamos Uno.
Nuestras divisiones no glorifican a Cristo. Sino que deshonran su Nombre.
Si en nuestra Iglesia, en nuestra Parroquia hay una mínima división... que nadie lo dude... es Satanás, el que divide, el que esta gobernando y no Cristo, por mas que nos pelemos las rodillas diciendo que oramos y vengamos a misa diaria.
Si yo siembro la duda en los corazones de los hermanos contra otros, contra otros grupos, contra otras expresiones parroquiales... no lo duden: es Satanás quien esta gobernando.
Si descalifico a cualquiera de mis hermanos, de los grupos que fueron inspirados TODOS (no unos si y otros no) por el Espíritu Santo, no lo duden... Satanás esta gobernando.
No se puede estar tener espíritu de “cuatrero” en la Iglesia. No podemos arrebatarnos las ovejas porque no son nuestras, son de Cristo y Cristo quiere que sus ovejas estén en unidad.
Ven ustedes, en el v.9 Jesús no ruega por los que están en el mundo, sino por los que supuestamente no somos del mundo. Pero ¿qué pasa? ¿ No estamos acaso aun en el mundo y en la carne si todavía nos seguimos despedazando entre nosotros?
El Cuerpo de Cristo esta siendo descuartizado. Y yo en mi ingenuidad pensé que el Señor ponía esto en mi corazón por una Unidad mayor entre todos los cristianos, pero en realidad era por nosotros mismos que esta siendo despedazado.
Su Cuerpo místico, como un pan partido en mil pedazos. En un pan partido, las migas sueltas no sirven para alimentar a nadie... se las recoge y se las tira... eso va a pasar con nosotros si seguimos destrozando el Cuerpo de Cristo.
Y ¿ saben que? Estar juntos es una cosa y ser uno es otra. Juntos van 40 personas en un ómnibus, pero eso no quiere decir que sean uno. Cada cual hace lo que quiere, va a donde quiere, piensa lo que quiere, dice lo que quiere. Eso no es Unidad.
Jesús le dice al Padre: SON TUYOS y me los diste para que mi gloria se haga visible en ellos. ¿Es visible la gloria de Dios en nuestra Iglesia? ¿Qué les parece? Entonces ¿porque cada vez hay mayor cantidad de gente que se va a otras religiones?
¿No será porque no mostramos la gloria de Jesucristo actuando en nosotros? ¿No será que los demás no ven a Jesús en nosotros? ¿ No será quizás porque no les damos lo que necesitan? Apoyo, contención, comprensión, amor...?
No sé...es una reflexión tan solo en esta noche tan especial.
Dice Mt.12,25 “toda casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.
Si cada grupo, si cada uno de nosotros tira para cualquier lado y no hacia una meta común... el resultado será sin duda la ruina de la casa.
Y esto debería llenarnos de temor  y temblor, porque no es mía ni tuya. Es de Cristo.
Muchos pensamos que el cielo es un lugar maravilloso y que allí se completara la unidad en una extensa mesa festiva donde todos podamos celebrar las Bodas del Cordero. Y así será, pero cuando Jesús oro por la unidad no lo hizo pensando en el cielo, sino en su Iglesia aquí en la tierra.
La unidad es posible, sino leamos Hch. 2, 43-47
El maligno nos quiere engañar para que creamos que la perfecta unidad en la Iglesia será luego de la segunda venida de Cristo. Pero eso no es lo que oro Jesús al Padre.
En el "Seder" se celebran dos cosas:
1- "Recuerdan" con gozo la liberación de la esclavitud egipcia.
2- Y "ansían" la nueva y gran liberación del Mesías... por eso, en cada "Seder" se prepara una silla y una copa de vino para Elías, que ha de preceder al Mesías, ¡por si viene ese año! (Mal.4:5).
Si Jesús viniera en este preciso momento ¿podrías mirarlo a los ojos y decirle: “yo, Señor trabaje por la unidad”... “yo, Señor quiso tu cielo acá en la tierra y no sembré ni él más mínimo vestigio de desunión”... ¿podrías decírselo en esta noche?
¿Por qué será que Jesús todavía no vuelve? ¿Por qué será que el mundo aun es incrédulo ante el Evangelio?
El resultado de la Unidad es que el mundo creerá.  Y esa unidad se realizara porque no es cuestión de hombre alguno, ni denominación, ni de grupo a ver quien tiene mas miembros, es obra del  Espíritu Santo. Él traerá la Unidad a pesar mío, a pesar tuyo, a pesar de cualquiera, nos guste o no.
Esta preparando a su Iglesia, quitando toda división para que todo el mundo crea en Jesucristo. Y esta es una realidad que va mas allá de mis gustos o los tuyos, de mis ambiciones o de las tuyas...
Para que esto suceda debe haber inexorablemente un morir a nuestro yo... un ser sepultado en tierra y morir porque sino quedaremos solos... y para ello, el Espíritu  Santo hará su obra... si todavía causamos divisiones, debemos unirnos a la oración por excelencia que es la oración de Jesús pidiendo  el don del amor (v.23.26.
En el Nuevo Testamento hay dos palabras griegas que se traducen por amor:
FILIA: afición natural, gusto, predilección, atracción por alguien o algo, afecto, cariño. Tiene origen en el objeto amado.
ÁGAPE: es amor inmerecido, sacrificial, misericordioso, amor por el bien del otro. No depende del ser amado sino del que ama.
Filia es amor natural, ágape es amor sobrenatural.
Muchos de los grandes problemas en la Iglesia o en las comunidades eclesiales es que se ama con filia, amo  a quien me ama, amo al que me cae bien o al que piensa como yo.
Pero solo a través del amor Ágape se hace la unidad. Ágape es el amor de Dios en nosotros.
“El amor (ágape) de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,5)... Entonces, hay que redescubrir ese amor que el mismo Espíritu derramo sobre nosotros y que parece que lo tenemos sepultado muy profundamente dentro de nosotros.
 “En esto conocerán que  son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros”(Jn 13,35).
El mundo resiste a todo, pero a lo que no puede resistir es al amor pues esta sediento de el.

CONCLUSION


“ YO EN ELLOS Y TU EN MI, PARA QUE SEAN PERFECTAMENTE UNO, PARA QUE EL MUNDO CONOZCA QUE TU ME HAS ENVIADO” (Jn 17,23)
La palabra “perfectos”  (teleio) significa CULMINAR UN PROCESO DE MADURACION.
Lo que Jesús nos esta pidiendo en otras palabras es que “maduremos”, que crezcamos en amor, en desinteres, en donación...El Espíritu Santo lo va a hacer porque es la voluntad de Dios que así sea...Solo así el mundo lo vera y creerá que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios...el Mashiah...Amen,

 ORACIÓN FINAL
Solo os pido que os améis; 
no hacen falta otras leyes ni otros ritos;
que os améis unos a otros,
que multipliquéis los encuentros, las ternuras,
los abrazos y los besos;
solo quiero que os beséis,
y que pongáis en común lo que tenéis,

lo que sois;
que dialoguéis, os entendáis.
Solo quiero que os queráis.

Quiero amigos míos, que os sirváis,
que os lavéis los pies unos a otros,
que os acompañéis
y os ayudéis a caminar;
que os curéis mutuamente las heridas;
que os perdonéis
y que no dejéis a nadie solo.
daos el tiempo que haga falta.
Regalaos mutuamente algún detalle,
cosas, gestos,
como signo de amistad y de presencia,
como yo hice con vosotros;
que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
regalaos en todo a vosotros mismos,
como un pequeño sacramento
el amor es siempre gracia y presencia.
Ya solo vale el amor .
Pero como una condición,
una pequeña circunstancia
que debéis tener en cuenta:
que vuestro amor sea como el mío,
que os sirváis y que os améis,
como yo lo hice con vosotros.
Y nada más.







sábado, 29 de enero de 2011

DAVID DANZA ANTE EL ARCA DE YAVEH


REF.:2 SAM.6,1-3;5;14-16;20-23

            

Por: Vilma Bras de Lercara
                    
Vamos a remontarnos con nuestra imaginación unos 1000 años antes del Nacimiento de Jesús. Allí estaba David como rey de la Nación Judía, realizando uno de los actos mas bellos y sublimes que el hombre puede realizar: alabar a Dios; exaltarlo ante toda una multitud.
La Escritura dice que David estaba vestido solamente con un efod.
Como nosotros no acostumbramos a vestir esa prenda, les cuento que el efod era una vestidura de lino muy corta y sin mangas, al menos eso es lo que dice el diccionario de lengua castellana. Aunque a mi me parece que era mas como una especie de chiripa, es lo que se diría, una ropa interior.
David estaba con muy poca ropa, semidesnudo dice la Palabra, se quita todo lo que le impide moverse con total libertad para bailar ante su Dios. Se despoja de si mismo, para entrar en una comunión total con su Señor.
David no "cuida las formas", el se lanza a la alabanza sin importarle en absoluto el que dirán.
Pero…¿Qué es la alabanza?
Podemos decir que son piropos, elogios hacia alguien que ha hecho algo grande.

CATIC 2639: LA ALABANZA ES LA FORMA DE ORAR QUE RECONOCE LA FORMA MAS DIRECTA QUE DIOS ES DIOS…

Mediante la alabanza nuestro espíritu se une al Espíritu Santo
San Ignacio de Loyola (1400) que fue el fundador de los jesuitas decía:

“Hemos sido creados para alabar, para hacer reverencia y servir a nuestro Dios”

Leer :
Ef. 1,11-12
Mc 12, 29-30
Salmo 47,2
Salmo 81,2-3
Sofonias 3,14-17
Catic 2641 (Catecismo de la Iglesia Catolica)

Nuestra misión es alabarlo, glorificarlo. (Mc 12,29-30)
Alabanza= amor a Dios.
Amar a Dios con toda mi inteligencia, con el afecto (corazón, sentimientos), con todas las fuerzas (cuerpo= danza, gestos)
Dios quiere que lo alabemos hasta con los gestos.
El cuerpo debe ser expresión del amor a Dios (como hacia David)
Dios hizo al hombre una unidad: alma, espíritu y cuerpo.
La alabanza es una forma de oración.
Es una oración PODEROSISIMA que va directo al corazón de Dios manifestada en VOZ ALTA Y CON ACLAMACIONES. CON GRITOS DE JUBILO.
La alabanza es una antesala del cielo.
Cuando estemos en el cielo, lo único que haremos es alabar, por lo tanto tenemos que aprender aquí en la tierra como hacerlo.
El Señor comienza a manifestarse cuando me descentro de mià salgo de mi (éxtasis)

DESCENTRARNOS DE NOSOTROS IMPLICA TAMBIEN OLVIDARNOS DE LO QUE LOS DEMAS PUEDAN PENSAR DE NOSOTROS.
Nuestra sociedad es muy propensa a "observar las formas", pero eso si...sólo en lo que a Dios se refiere.
¡ojo con ser muy extrovertido! ¡Cuidado con que fulanita comience a danzar en el Espíritu o a cantar en lenguas! ¿Que es esa  jeringoza?  Mucho cuidado que menganito tome una pandereta y comience a cantar para el Señor, porque nos van a decir que somos locos...
Claro, hay que ser muy formales, muy prudentes, no hay que hacer el ridículo. Para las expresiones de amor hacia Dios hay que ser muy... "medido".
Pero esta misma sociedad que pone límites en la alabanza al Creador, no objeta si fulanita se  toma todo en la confitería, o si menganita engaña a su esposo con el vecino, o si el joven X mantiene relaciones homosexuales...eso no, eso es permitido y hasta podría decir ...aplaudido.
Esta misma sociedad no refrena los instintos en lo que a libertinajes se refiere. El ser humano, en lugar de humanizarse m s se ha animalizado mas. Los instintos primarios están a la orden del día.
¿Será por eso que habrá  más degradación y menos santidad?
David se sentía ungido y amado por su Señor y trataba de expresar con todo su ser el agradecimiento a su Dios.
Había comprendido que para recibir el favor de Dios, debía someterse al Dios de los favores.
La alabanza produce frutos maravillosos:
Ø      Se experimenta el amor de Dios
Ø      La oración de alabanza sana mis heridas psicológicas, espirituales y físicas
Ø      La alabanza me libera de la opresión del enemigo
Ø      La alabanza es escudo
Ø      Me capacita para recibir los dones y carismas que Dios quiere regalarme.

SEÑOR, DAME LA GRACIA DE SER UNA MUJER/HOMBRE DE ALABANZA

No lo entendió así Micol, su esposa, que lo despreció en su corazón porque creyó que lo que David hacía lo rebajaba, lo ridiculizaba.
Pobrecita!... Dice la Palabra de Dios que ella no tubo hijos hasta su muerte. ¿qué quiere decir esto?¿que después de muerta los tuvo?
No, quiere decir que su vida fue totalmente nula, estéril, vacía.
¡Qué torpeza la de Mical!  ella fue estéril toda su vida como un árbol sin retoños, como un  árbol seco. Podríamos decir que estaba muerta en vida.
Y yo creo que es eso precisamente lo que debemos evitar...ser MUERTOS VIVOS.
Estamos rodeados de muertos vivos, personas que parecen vivas porque respiran, hablan, comen… pero  por dentro… MUERTOS. Sus palabras son de muerte, sus principios son de muerte, sus valores son de muerte… Hasta huelen a muerte… Es el salario del pecado. Es el precio que deben pagar por el pecado: ser muertos vivos.
La alabanza nos llena de gozo, de vida, de paz, nos une con nuestro Dios y Señor en una íntima comunión, nos vemos desbordados por el amor, la misericordia y la bendición de Dios.-
ORACION DE ALABANZA EN LENGUAS

Es una oracion afectiva, no es un idioma.
Es una oración desde donde estoy. Es un don que se desarrolla practicándolo. Implica una respuesta.
El secreto es poner el corazón para Dios.
La oración en lenguas es mucho más poderosa y más profunda.
Leer:
Gal 4,6
He2,1-4
Lc 12,10


Pidamos, hermanos a Dios el don de la alabanza. El carisma de poder alabarlo como solo El se merece.

ESTA NOCHE ANTES DE DORMIR LEER LOS TEXTOS BIBLICOS.

SEÑOR QUIERO DEJARME SANAR POR TI
SEÑOR QUIERO DEJARME LIBERAR POR TI


DEBEMOS PEDIR LA GRACIA DE ABRIRNOS A LA GRACIA.