Hola Hermano/a: Te doy la bienvenida a este espacio que desea ser justamente un vinculo que te lleve al Cielo. Ojala este sitio sea esa Escalera como la que Jacob vio en sueños alla en Betel y puedas decir como el: " Esta si es casa de Dios y puerta del cielo" y ver a los angeles de Dios subir y bajar por ella llevando tus oraciones y trayendo bendiciones de parte de Dios para tu vida.

lunes, 26 de abril de 2010



GEDEON (Jueces 6,11-24)

LO QUE DICE EL TEXTO

Este texto es muy valioso para mi, porque el mismo Señor me hizo experimentar en mi vida lo que a Gedeon. Es por eso que este jueves lo elegí en lugar de las lecturas del domingo. Esta lectura pertenece al día martes de esta semana y volvió a recordarme, aquellos momentos en que el Señor se hizo presente en mi vida para darme animo y valor y vencer a mis enemigos con la sola arma de su Palabra, de su Espíritu Santo, en fin, de su Presencia.
Dice que Gedeon estaba escondido limpiando el trigo porque tenia miedo que lo vieran los madianitas (pueblo nomade)

Entonces aparece el Ángel del Señor y se sienta bajo la encina de Ofra. El Señor debe haber estado observándolo un momento porque luego de un rato lo saluda diciendo: “El Señor esta contigo, hombre fuerte y valiente”.

Gedeon le responde que si verdaderamente es el Señor ¿Por qué les pasa a los israelitas todo lo que les pasa? Y aun más, le reprocha su abandono.

Se Señor le responde sin darle mayores explicaciones: “Usa tu fuerza”

Gedeon volvió a excusarse diciendo que su clan era el menos numeroso y él el mas pequeño de su familia. Sin embargo, el Señor insiste diciendo que podría hacerlo porque El esta con Gedeon.

Con todo Gedeon no esta todavía convencido de que sea el Señor quien habla y pide un prueba y el Señor asiente ser probador.

Trae carne, pan sin levadura y caldo y lo presenta ante el Señor poniendo todo esto sobre la roca. El Señor toca la ofrenda con su bastón y de la roca sale fuego que consume toda la ofrenda. Ahí Gedeon cae en la cuenta de que ha estado ante el Señor y se asusta, pero el Señor le dice que no tenga miedo, que no va a morir y que reciba la paz.
QUE ME DICE EL TEXTO

Independientemente de donde me encuentre, en que situación, en que condiciones, en que circunstancias, el Señor esta permanentemente con cada uno de nosotros. A veces se mantiene en silencio, observándonos, como una madre observa a su hijo jugar, o estudiar o dormir.

En muchas oportunidades El ha estado con nosotros como en otros tiempos estuvo con Isaac aquella noche en que se fue a Berseba después de pelear por unos pozos de agua; o como cuando se le aparece a Jacob en Betel. Ha estado con nosotros como cuando envió a Moisés a hablar con el faraón, o con Josué y con Isaías.

Han pasado generaciones y generaciones de hombres que han percibido de una manera sensible la presencia de Dios en sus vidas, y aun así muchas veces nos preguntamos o le preguntamos ¿Por qué si vos estás en mi, me sucede esto? ¿Por qué si vos estás conmigo me sucedió tal desgracia o no puedo realizar tal proyecto?

¡Cuantas veces nos preguntamos donde están los milagros de otros tiempos!

Maria también pregunto ante el anuncio del Ángel ¿Cómo puede ser esto? (Lc 1,34)

Es entonces cuando el Señor nos abre los ojos para que lo veamos allí, a un paso de nosotros, mientras tomamos conciencia de su presencia allí y nos sacude un poco la estantería diciéndonos: “ Usa la fuerza que tienes”, podríamos decir que nos diría: “Te di las manos, la inteligencia, en fin te di el Espíritu Santo que te da valentía y poder…usalo. No te quedes ahí parado teniendo temor al que dirán porque yo te envío”

Si, pero soy tan insignificante, no sirvo, me aplastaran.

Pero El va seguir insistiendo, porque no se va a quedar tranquilo hasta que sanes tanta inmadurez. Te va a animar diciéndote “podrás hacerlo, yo estoy contigo”.

Pero para tomar verdadera posesión del don que el Señor nos brinda, el de su presencia constante va a requerir de nosotros un desprendimiento. No nos va a apurar, nos va a seguir esperando pero…para que gocemos de El permanentemente es necesario poner la carne y los panes acimos sobre la roca.

En el lenguaje popular podríamos decir “poner toda la carne al asador”. Comenzar a trabajar en todo aquello que nos aleja de la presencia de Dios. Porque no puede convivir lo santo con el pecado. Lo sagrado con lo profano. La luz con las tinieblas.

Como dijo el hermano Himitian en el Encuentro del Luna Park: si robamos tenemos que dejar de robar. Ni un clip del escritorio, ni una tuerca del taller. Si estamos casados, ni la mirada dirigir a otro que no sea nuestro cónyuge. Si somos solteros, separados o divorciados no mantener relaciones que no están encuadradas dentro del matrimonio.

Crucificar nuestra carne en la cruz de Cristo y entregar los panes sin levadura de nuestros deseos.

Luego de que hayamos hecho nuestra elección, el Señor desaparecerá de nuestra vista como con los discípulos de Emaus, pero su presencia permanecerá constante y actuante en vos.

Vale la pena la ofrenda, vale la pena el sacrificio, vale la pena abandonarlo todo por alcanzarlo a El.

Dios revelándose a si mismo como le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de tus antepasados. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob”. Entonces ¿qué miedo podemos tener? Podemos esperar tener paz, porque cuando esta Dios, nada falta. ¿Difícil? Si, pero como le dijo el Ángel a Maria: “par Dios nada es imposible”(Lc 1,37)

CONCLUSION:

 El Señor me encuentra donde yo este, independientemente de las circunstancias en las que me encuentro. El mismos se manifiesta, se revela de una manera sensible.

 Me hace saber que EL ESTA SIEMPRE CONMIGO (aunque yo no me de cuenta que esta)

 El espera que yo haga lo que tenga que hacer. El me envía y para eso me da su Espíritu Santo.

 No acepta las excusas que yo le pueda poner. Siempre insiste en su presencia. YO ESTOY CONTIGO

 Acepta que desee discernir y acepta a que lo ponga a prueba y acepta a que le ofrezca algo (no como un canje, sino como una muestra de mi amor y gratitud).

 Te deja caminar solo, pero siempre esta allí. A veces parecerá que no esta, que ha desaparecido, en realidad ha aceptado tu ofrenda, tu sacrificio y esta oculto para brindarte ayuda y protección.

ORACION

Amado Padre Dios, te doy gracias porque esta noche te me has revelado en el lugar del encuentro. Allí donde tu bajas y yo subo, a mi corazón.

Allí me has manifestado tu amor y tu fidelidad, que vale más que cualquier cosa que pudiera desear.

Tú eres la paz, tú eres mi paz.

Contigo a mi lado, nada temo, Señor, porque tú estás conmigo.

Tú haces que mi cobardía se vuelva valor, que mi tristeza se vuelva alegría, que mi debilidad se vuelva vigor.

Tú me das la fuerza de un búfalo, par combatir con el mayo de mis enemigos: Yo mismo.

Hoy quiero hacerme yo mismo ofrenda agradable a Ti.

Hoy quiero poner sobre Ti, que eres la Roca, mi carne para que sea quemada por el fuego purificador de tu Espíritu.

Quiero entregarte mi carne que tira para abajo mientras mi espíritu tira hacia las cosas de arriba.

Quiero crucificar mi carne manifestada en mi orgullo, en mi vanidad, en mi codicia, en mi egoísmo para que se vuelva humildad, modestia, generosidad para con todos mis hermanos.

Quiero crucificar mi carne manifestada en mis vicios y pecados

Quiero ofrendarte Padre, los panes azimos, sin levadura de mis descontentos, de mis desganos, de mi apatía, de mis desilusiones.

Enséñame cada día a limpiar el trigo de mi vida, a separar lo bueno de lo malo en el lugar del encuentro, en el lugar de la revelación. Allí donde te has hecho presente.

Enséñame Padre, a ser fuerte y valiente para llevar a cabo la obra que tu tiene preparada par que yo y no otro realice.

Tú me llamas a vencer a los enemigos de tu Pueblo, a guerrear contra aquellos que constantemente quieren arrebatarnos lo que hemos sembrado.

El enemigo esta al acecho para arrebatarnos la paz, la alegría, la felicidad, la fe, la esperanza, el amor, el entusiasmo.

Enséñame a ganarme la vida eterna cada día con la humildad, la paciencia, el desprendimiento de lo material, el despojo de lo pasajero y el desprecio del amor propio.

Enséñame y recuérdame, Padre cada día que soy como la hierba que crece por la mañana y se seca por la tarde.

Calienta mi vida con el soplo de tu Espíritu Santo, con tu amor y tu fidelidad permanente y ayúdame a ser lo que tú quieres que sea. En el Nombre de Jesús. Amen. Amen.





Por: Vilma Bras de Lercara



ORACIÓN DE JESÚS POR LOS SUYOS: QUE TODOS SEAN UNO(Jn 17)

El corazón humano late en una secuencia cardiaca formada por dos movimientos continuos: SÍSTOLE: que es cuando las paredes del músculo cardiaco se contraen al llenarse de sangre y DIÁSTOLE: que es un periodo de descanso, cuando el corazón vacío se relaja.

Salvo alguna cardiopatía, podría decirse que el corazón no se cansa nunca porque tiene un mismo tiempo de trabajo y descanso.

El corazón de Cristo no descansa nunca. Su sístole dice: “que todos se salven” y su diástole: “que ninguno se pierda”.

Porque esa era y es la motivación principal del Señor: que todos nos salvemos y que ninguno de nosotros se pierda.

Y el problema no que todos nos salvemos, porque la sangre que late en el corazón de Jesús fue vaciada en una diástole perpetua de amor para nuestra salvación. El problema es que estando dentro de su grupo de amigos nos perdamos. Y lo que es peor, que hagamos perder a otros.

En una noche como esta, hace ya mas de dos mil años, Jesús le decía estas cosas a sus amigos en torno la mesa pascual.

Habían estado comiendo la pascua judía: el pan sin levadura, el vino y las hierbas amargas. Durante la primera noche de la festividad (las dos primeras en la Diáspora) se acostumbra a llevar a cabo una tradicional cena, llamada "Séder" (סדר), durante la cual se relata la historia de la salida de Egipto.

Tal vez Juan, por ser el menor de todos, haya iniciado la Hagada.

Hagadá significa "contar la historia" de la Pascua. La historia se basa en la respuesta a cuatro preguntas hechas por los hijos. Una de ellas es: ¿Por qué ésta noche es diferente de todas las otras noches? El padre procede a contar la historia del éxodo de Egipto, leyendo del libro el "Hagadá" y usando símbolos y lecciones prácticas para mantener el interés de los más pequeños.

¿Por qué les digo todo esto?

Para recordar en el contexto en que Jesús hace esta oración. La hace sabiendo que iba a entregar su vida por todos nosotros. Esta oración de Jesús por los suyos, es la oración que haría todo padre por sus hijos cuando esta por morir. “No se peleen entre ustedes”, “cuídense y defiéndanse unos a otros”, “cuiden y respeten a mamá”. creo que en cosas como esas estaría pensando Jesús.

Esto me recuerda una de las estrofas del Martín Fierro que dice lo que un Padre amoroso y preocupado diría a sus hijos: “los hermanos sean unidos, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, pues si entre ellos pelean los devoran los de ajuera”.

El tema central de la oración de Jesús es LA UNIDAD: QUE TODOS SEAN UNO. (v.21)

Comienza diciendo que el Padre le ha dado autoridad sobre todos los hombres ¿para qué? Para dar VIDA ETERNA a todos los que el Padre le dio.

A mí, a vos, a todos. Jesús toma para sí esa autoridad que Dios le dio para darnos a todos la vida eterna y que a veces tan poco en cuenta la tenemos. Porque si la tuviéramos en cuenta, andaríamos con mas cuidado por la vida tratando de seguir las huellas de Cristo sin irnos ni a derecha ni a izquierda.

Sin embargo, nos olvidamos de la autoridad de Cristo sobre nuestras vidas y queremos caminar a nuestro antojo, olvidándonos que esta en juego precisamente la vida eterna.

Y ¿ qué es en definitiva la vida eterna?

Lo dice Jesús en el versículo 3: “que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo tu enviado”.

Y ¿qué es conocer a Dios y a su Enviado Jesús sino un continuo desear su voluntad de que todos seamos Uno?

Jesús no pidió ni más unción, ni más gracia para predicar, ni prosperidad, ni poder... sino que pidió UNIDAD.

Un ejemplo de unidad es la Santísima Trinidad. Tres personas distintas, diferentes, complementarias... pero son UNA.

Así somos o debemos ser en la Iglesia: somos muchas personas, diferentes, nos complementamos (a veces)... pero Jesús quiere que seamos Uno.

Nuestras divisiones no glorifican a Cristo. Sino que deshonran su Nombre.

Si en nuestra Iglesia, en nuestra Parroquia hay una mínima división... que nadie lo dude... es Satanás, el que divide, el que esta gobernando y no Cristo, por mas que nos pelemos las rodillas diciendo que oramos y vengamos a misa diaria.

Si yo siembro la duda en los corazones de los hermanos contra otros, contra otros grupos, contra otras expresiones parroquiales... no lo duden: es Satanás quien esta gobernando.

Si descalifico a cualquiera de mis hermanos, de los grupos que fueron inspirados TODOS (no unos si y otros no) por el Espíritu Santo, no lo duden... Satanás esta gobernando.

No se puede estar tener espíritu de “cuatrero” en la Iglesia. No podemos arrebatarnos las ovejas porque no son nuestras, son de Cristo y Cristo quiere que sus ovejas estén en unidad.

Ven ustedes, en el v.9 Jesús no ruega por los que están en el mundo, sino por los que supuestamente no somos del mundo. Pero ¿qué pasa? ¿ No estamos acaso aun en el mundo y en la carne si todavía nos seguimos despedazando entre nosotros?

El Cuerpo de Cristo esta siendo descuartizado. Y yo en mi ingenuidad pensé que el Señor ponía esto en mi corazón por una Unidad mayor entre todos los cristianos, pero en realidad era por nosotros mismos que esta siendo despedazado.

Su Cuerpo místico, como un pan partido en mil pedazos. En un pan partido, las migas sueltas no sirven para alimentar a nadie... se las recoge y se las tira... eso va a pasar con nosotros si seguimos destrozando el Cuerpo de Cristo.

Y ¿ saben que? Estar juntos es una cosa y ser uno es otra. Juntos van 40 personas en un ómnibus, pero eso no quiere decir que sean uno. Cada cual hace lo que quiere, va a donde quiere, piensa lo que quiere, dice lo que quiere. Eso no es Unidad.

Jesús le dice al Padre: SON TUYOS y me los diste para que mi gloria se haga visible en ellos. ¿Es visible la gloria de Dios en nuestra Iglesia? ¿Qué les parece? Entonces ¿porque cada vez hay mayor cantidad de gente que se va a otras religiones?

¿No será porque no mostramos la gloria de Jesucristo actuando en nosotros? ¿No será que los demás no ven a Jesús en nosotros? ¿ No será quizás porque no les damos lo que necesitan? Apoyo, contención, comprensión, amor...?

No sé...es una reflexión tan solo en esta noche tan especial.

Dice Mt.12,25 “toda casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.

Si cada grupo, si cada uno de nosotros tira para cualquier lado y no hacia una meta común... el resultado será sin duda la ruina de la casa.

Y esto debería llenarnos de temor y temblor, porque no es mía ni tuya. Es de Cristo.

Muchos pensamos que el cielo es un lugar maravilloso y que allí se completara la unidad en una extensa mesa festiva donde todos podamos celebrar las Bodas del Cordero. Y así será, pero cuando Jesús oro por la unidad no lo hizo pensando en el cielo, sino en su Iglesia aquí en la tierra.

La unidad es posible, sino leamos Hch. 2, 43-47

El maligno nos quiere engañar para que creamos que la perfecta unidad en la Iglesia será luego de la segunda venida de Cristo. Pero eso no es lo que oro Jesús al Padre.

En el "Seder" se celebran dos cosas:

1- "Recuerdan" con gozo la liberación de la esclavitud egipcia.

2- Y "ansían" la nueva y gran liberación del Mesías... por eso, en cada "Seder" se prepara una silla y una copa de vino para Elías, que ha de preceder al Mesías, ¡por si viene ese año! (Mal.4:5).

Si Jesús viniera en este preciso momento ¿podrías mirarlo a los ojos y decirle: “yo, Señor trabaje por la unidad”... “yo, Señor quise tu cielo acá en la tierra y no sembré ni él más mínimo vestigio de desunión”... ¿podrías decírselo en esta noche?

¿Por qué será que Jesús todavía no vuelve? ¿Por qué será que el mundo aun es incrédulo ante el Evangelio?

El resultado de la Unidad es que el mundo creerá. Y esa unidad se realizara porque no es cuestión de hombre alguno, ni denominación, ni de grupo a ver quien tiene mas miembros, es obra del Espíritu Santo. Él traerá la Unidad a pesar mío, a pesar tuyo, a pesar de cualquiera, nos guste o no.

Esta preparando a su Iglesia, quitando toda división para que todo el mundo crea en Jesucristo. Y esta es una realidad que va mas allá de mis gustos o los tuyos, de mis ambiciones o de las tuyas...

Para que esto suceda debe haber inexorablemente un morir a nuestro yo... un ser sepultado en tierra y morir porque sino quedaremos solos... y para ello, el Espíritu Santo hará su obra... si todavía causamos divisiones, debemos unirnos a la oración por excelencia que es la oración de Jesús pidiendo el don del amor (v.23.26.

En el Nuevo Testamento hay dos palabras griegas que se traducen por amor:

FILIA: afición natural, gusto, predilección, atracción por alguien o algo, afecto, cariño. Tiene origen en el objeto amado.

ÁGAPE: es amor inmerecido, sacrificial, misericordioso, amor por el bien del otro. No depende del ser amado sino del que ama.

Filia es amor natural, ágape es amor sobrenatural.

Muchos de los grandes problemas en la Iglesia o en las comunidades eclesiales es que se ama con filia, amo a quien me ama, amo al que me cae bien o al que piensa como yo.

Pero solo a través del amor Ágape se hace la unidad. Ágape es el amor de Dios en nosotros.

“El amor (ágape) de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,5)... Entonces, hay que redescubrir ese amor que el mismo Espíritu derramo sobre nosotros y que parece que lo tenemos sepultado muy profundamente dentro de nosotros.

“En esto conocerán que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros”(Jn 13,35).

El mundo resiste a todo, pero a lo que no puede resistir es al amor pues esta sediento de el.

CONCLUSION


“ YO EN ELLOS Y TU EN MI, PARA QUE SEAN PERFECTAMENTE UNO, PARA QUE EL MUNDO CONOZCA QUE TU ME HAS ENVIADO” (Jn 17,23)

La palabra “perfectos” (en griego "teleio" ) significa CULMINAR UN PROCESO DE MADURACION.

Lo que Jesús nos esta pidiendo en otras palabras es que “maduremos”, que crezcamos en amor, en desinteres, en donación...El Espíritu Santo lo va a hacer porque es la voluntad de Dios que así sea...Solo así el mundo lo vera y creerá que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios...el Mashiah...Amen,

ORACIÓN

Solo os pido que os améis;

no hacen falta otras leyes ni otros ritos;

que os améis unos a otros,

que multipliquéis los encuentros, las ternuras,

los abrazos y los besos;

solo quiero que os beséis,

y que pongáis en común lo que tenéis,

lo que sois;

que dialoguéis, os entendáis.

Solo quiero que os queráis.

Quiero amigos míos, que os sirváis,

que os lavéis los pies unos a otros,

que os acompañéis

y os ayudéis a caminar;

que os curéis mutuamente las heridas;

que os perdonéis

y que no dejéis a nadie solo.

daos el tiempo que haga falta.

Regalaos mutuamente algún detalle,

cosas, gestos,

como signo de amistad y de presencia,

como yo hice con vosotros;

que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;

regalaos en todo a vosotros mismos,

como un pequeño sacramento

el amor es siempre gracia y presencia.

Ya solo vale el amor .

Pero como una condición,

una pequeña circunstancia

que debéis tener en cuenta:

que vuestro amor sea como el mío,

que os sirváis y que os améis,

como yo lo hice con vosotros.

Y nada más.
EL SILENCIO Y LA ESCUCHA (Is 50, 4 – 5 . 10)


“ EL SEÑOR ME HA INSTRUIDO PARA QUE YO CONSUELE A LOS CANSADOS CON PALABRAS DE ALIENTO.

TODAS LAS ME HACE ESTAR ATENTO PARA QUE ESCUCHE DOCILMENTE.

EL SEÑOR ME HA DADO ENTENDIMIENTO, Y YO NO ME HE RESISTIDO NI LE HE VUELTO LAS ESPALDAS.

USTEDES QUE HONRAN AL SEÑOR Y ESCUCHAN A SU SIERVO (JESUS): SI CAMINAN EN LA OSCURIDAD, SIN UN RAYO DE LUZ, PONGAN SU CONFIANZA EN EL SEÑOR; APOYENSE EN SU DIOS”.
Dios quiere hablarnos, instruirnos y darnos entendimiento espiritual y se complace cuando le dejamos hablar en nuestro corazón.

La Iglesia (sabia maestra) a menudo nos habla del SILENCIO LITURGICO.

El silencio litúrgico es lo que nos capacita para escuchar a Dios.

El escuchar tiene su fuente en el amor de Dios.

Cuanto más se ama a Dios, mas se quiere vivir a sus pies, en silencio para escuchar el susurro de su voz.

Debemos desarrollar nuestros oídos interiores, los del corazón para saber escuchar.

Muchas veces decimos “yo no puedo hablar con fulano o sutano porque no me escucha” Si fulano o sutano no escucha es porque no tiene interés en oír lo que le queres decir. Si no escucha es porque no te ama.
EL QUE NO AMA NO ESCUCHA.

Pero para poder escuchar es necesario el silencio.

A veces subestimamos el valor del silencio. Damos poca importancia a sus beneficios. Esperamos que nuestra experiencia de Dios nos “ toque”, nos “ mueva”, nos “ agite” por dentro. Pero no siempre suele ser así. La experiencia suele parecerse mas a un silencia en calma o a una suave brisa que a un terremoto. Recordemos lo que le sucedió a Elías ( 1 Re 19, 11-13)

Lo normal es que experimentemos a Dios en la profundidad y en la paz interior de nuestra alma, que es donde nacen las convicciones mas profundas.

No basta pensar que Dios nos ha hablado para asegurar que así fue. A todos nos puede engañar fácilmente nuestras propias experiencias interiores subjetivas.

Quizás muchas de ellas se parezcan mas a los vendavales y huracanes que a la suave brisa o al silencio en calma donde se reconoce la presencia de Dios.

Solo en la tranquilidad interior dominada por la gracia, la palabra objetiva de Dios, la verdad de la revelación y las convicciones profundas en la fe (y en la obediencia) podemos realmente experimentar a Dios.

La experiencia hecha en el silencio puede ser mucho más fascinante que los temblores sísmicos. En el silencio pasan cosas que nunca sucederán en el torbellino del ruido.

Es en el silencio, por lo general, donde comprobamos la validez de nuestras experiencias hechas con la gente y a base de emociones.

¿no decimos acaso que necesitamos tiempo para pensar en tal modo?

Y cuando estamos presionados por las ofertas y sentimos que nos estamos dejando arrastrar por la propaganda ¿ no buscamos un momento de silencio para pensar con calma lo que queremos?

Por más que nos disguste el silencio, terminamos buscándolo cuando tenemos cosas importantes en juego.

Confiamos mucho más en el silencio y en lo que acontece dentro de nosotros durante la reflexión silenciosa que en nuestras decisiones tomadas en medio del ruido y del ajetreo de las emociones pasajeras.

Todos los que han buscado a Dios a trabes de los siglos y milenios han sentido la necesidad de desconectarse de lo exterior para hablar con El y sobre todo, para escucharle a El.

Ahí están los monasterios y santuarios de todas las religiones, ahí los lugares de oración en el desierto, en las montañas mas remotas, lejos de las pisadas de la gente.

Si quieres escuchar a Dios, necesitas SILENCIO.

Hablar es cosa fácil, no así escuchar.

Escuchar tampoco es lo mismo que oír, porque yo oigo llover pero no escucho que me diga nada.

Por eso Dios nos dio dos orejas y tan solo una boca, porque es más importante escuchar que hablar.

Dice el Talmud sobre las siete costumbres que tiene el sabio: no habla ante su superior en años o en ciencia, no interrumpe la palabra de los otros; no esta impaciente por contestar; pregunta y responde a su tiempo; guarda orden en sus discursos; si no comprende las cosas, las declara llanamente; se doblega ante la verdad. Estas normas son muy similares a las que propone San Benito en su Regla. Los monjes llaman a esto TACITURNIDAD.

Para ponerse a la escucha de alguien, hay que rechazar todo lo que pueda distraer nuestros oídos ( ej. Malas palabras, insultos, quejas, maldiciones), rechazar todo lo que pueda traer “la loca de la casa” (la mente),(ej. Pensamientos impuros, malas intenciones, ) todo lo que pueda distraer nuestro espíritu.( tentaciones)

Escuchar es acallar los tumultos interiores, es apartar las fascinaciones del exterior, es alejar las interferencias que dispersan la atención y distorsionan la palabra que el otro te dirige.

Escuchar es hacer un silencio denso, profundo y para que sea densa y profunda la escucha, tenemos que entrar en el misterio insondable del amor de Dios.

“no hay nadie mas que tu Señor para mi”, “tu lo eres todo para mi”, “tu eres lo mas importante; habla que te escucho”, “solo quiero escuchar la música de tu palabra”.

Estar a la escucha es detenerse. Es entrar en el corazón del que habla.

Decirle “tu eres mi centro”, “tu eres mi meta”, “mi carrera me llevara únicamente a ti”.
Tenemos que escuchar más la Palabra de Dios. Hacernos tiempo para escucharla resonar en nuestro interior. Tener hambre y sed de la sabrosa y rica Palabra del Señor.

Sentir como sentía Jeremías 15,16: “Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras; ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón, porque yo te pertenezco Señor y Dios todopoderoso”.

¡Que bellas palabras las de este hombre enamorado de su Dios!

Escuchar es apartar la mirada de nosotros mismos y volverse al que habla. “Aquí estoy”, “no existe mi otro interés”.

Enamorarse de Dios.

No podemos quedarnos en las orillas espirituales, tenemos que “navegar mar adentro”

A veces queremos escondernos de la mirada de Dios. Pero cuando caemos en la cuenta de esos ojos bellísimos que nos miran con todo el amor y toda la ternura, y que tienen sed de nuestro amor y de nuestra atención, no nos queda otra cosa que caer rendidos ante El. Como dijo Jeremías: “Me sedujiste Señor y yo me deje seducir”,

Escuchar equivale a escoger, abrir de par en par el alma. Es “quedarse con la mejor parte, la que no nos será quitada”.

Es necesario derribar alambradas, fronteras y prejuicios donde nos parapetamos. Pero escuchar al otro es olvidarse de si mismo y preferir al otro.
“Yo te prefiero antes que a mi, Señor”.

Escuchar es permitir que entre a mi mente y a mi corazón e inscriba, inserte sus mandatos en mí.

“Que cuando yo saque a vuestros padres de Egipto, no les dije nada ni les mande sobre holocaustos y sacrificios. Lo que si les ordene fue que me obedecieran. Y les dije que se portaran como yo les había ordenado, para que les fuera bien. ….Diles esta generación que no obedece al Señor su Dios ni quiere ser corregida. La sinceridad ha desaparecido de sus labios”. (Jer 7,22-23…28)

El Evangelio de hoy dice que Jesús esta expulsando un demonio que era mudo y que el mudo rompió a hablar. ¿Habrá faltado la sinceridad en sus labios por eso había enmudecido? ¿Atado quizás por el demonio de falsedad, la hipocresía, el doblez?

La oración es el modo de entrar en dialogo con quien constantemente nos esta esperando. Es intimidad, conocimiento, comunión con el Padre en el Hijo.

En lo secreto, en el tabernáculo de nuestro corazón, en el sitio donde nadie más entra, allí donde solo Dios habita.

En ese tabernáculo donde uno no adquiere ni poses ni falsas imágenes de si mimo porque allí uno se manifiesta tal cual es y el Padre así te recibe.

Es oración exterior porque nos disponemos a “estar”, a “permanecer” en un lugar determinado, a una hora determinada para realizar el encuentro pero también es disposición interior.

Es corazón abierto para recibir la voz de Dios. Es tener las agallas suficientes como para acallar todas las voces que suena más fuertes que la voz de Dios.

Toda tu vida pasa por el corazón para hacerse encuentro con Aquel que todo lo sana, que todo lo limpia, que todo lo comprende y todo lo perdona.

Es verdadera oración en el Espíritu porque allí no existen formulas ni rituales preestablecidos sino que cada día el corazón inventa una nueva forma de adoración y alabanza.

Cristo mismo nos pide que encontremos ese silencio dentro de nosotros mismos para que le hagamos un sitio en nuestra alma que no este invadido por el mundo. (“entra a tu cuarto y cierra la puerta y ora a tu Padre que esta en lo secreto”)

Allí podremos entrar en secreto y elevar a El nuestra mente y nuestro corazón. Allí podremos estar a solas con El.

No es fácil, requiere de tiempo, voluntad, esfuerzo pero de todos modos tenemos a Cristo cerca que nos llena de su gracia y de esperanza. Es esta con nosotros en todo momento siempre que le dediquemos la atención necesaria.

El nos quiere dar su Espíritu Santo para que tengamos sus mismos pensamientos y sentimientos. ¿Cómo los vamos a descubrir si no hacemos silencio, si no nos metemos en su intimidad y no dejemos que el penetre la nuestra?