Hola Hermano/a: Te doy la bienvenida a este espacio que desea ser justamente un vinculo que te lleve al Cielo. Ojala este sitio sea esa Escalera como la que Jacob vio en sueños alla en Betel y puedas decir como el: " Esta si es casa de Dios y puerta del cielo" y ver a los angeles de Dios subir y bajar por ella llevando tus oraciones y trayendo bendiciones de parte de Dios para tu vida.

viernes, 14 de mayo de 2010

LA LIBERTAD CRISTIANA [Gal 5,1]

El tema de la libertad es un tema muy caro para el ser humano. Y tan es así, que Jesús no dejo de estimularla a través de todo el Evangelio. Ya desde la sinagoga de Cafarnaun, proclama la libertad a los cautivos.

El evangelio de Mateo lo anuncia en el sermón de la montaña y Marcos lo manifiesta en el capitulo 2,15-28.

Pero no queda allí. San Pablo en su carta a los gálatas 5,1 nos declara: “para ser libres nos libero Cristo”. Es decir, Jesús no derramo su sangre para que siguiéramos viviendo en la esclavitud. Y podríamos aplicarlo a la esclavitud del pecado, pero no. Existen otras esclavitudes más sutiles, mas solapadas; más aceptadas, porque paradójicamente, a pesar de ser el hombre un ser dominante es a la vez el más sometido.

Y tampoco hablo de las esclavitudes de los vicios, producto estas de huecos, vacíos sin rellenar en la vida de las personas, sino de aquellos formulismos y legalismos, que lejos de liberar a la persona, la somete y la condena a una frustración en su vida espiritual.

Aparecen n la carta a los Gálatas dos problemas generales: El primero es el del FORMALISTA NO CREYENTE, cuya religión consiste en una actitud negativa ante la vida, manifestada en PROHIBICIONES.

Paralelamente y como contrapartida, esta el del CREYENTE que desea ser perfecto en el sentido moral y espiritual, y se apoya en la ley (mandamientos) para alcanzar esta perfección (3,3).Esto es LEGALISMO.

El segundo de estos problemas es el resultado de la ignorancia y la desobediencia. Es el buen deseo de alcanzar un grado de espiritualidad mas elevado que aquel con que la mayoría de los creyentes se contentan. Tan pronto como el creyente fervoroso comprende las posibilidades que la salvación ofrece a al desarrollo de la vida interior, desea ir mas adelante, hacia la perfeccion, en el cumplimiento de la voluntad divina y en la superación de su propio carácter. Aunque a veces no acierta con el método para alcanzar el objetivo. Algunos pueden caer en el error de que porque han sido alcanzados por la redención, pueden dejar de lado la ley y hacer lo que le venga en gana.

Pero otros, y aquí esta el gran drama, a causa de su maravillosa experiencia de salvación, que creen sentirse OBLIGADOS a guardar los mandatos divinos y llegan a caer en la esclavitud de las restricciones de la ley. Al buscar la santidad, esforzándose en guardar todas las reglas y preceptos de la ley, pueden caer en el engaño de que la perfección puede ganarse con esfuerzos propios, con menosprecio de la obra e Cristo. Sin tener en cuenta que la santidad es Gracia de Dios.(3,3)

En el Evangelio de Juan 8,32, Jesús nos dice "conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" y en 8,36 "si, pues, el Hijo os da libertad, sereis realmente libres". Para eso nos libero Cristo en la cruz del calvario, para ser verdaderamente libres. Así lo entendió San Francisco de Asís cuando echo por tierra su abolengo, su reputación, sus comodidades y hasta su ultima ropa, quedando totalmente desnudo y asumiendo a Dios como su único y verdadero Padre.

Así lo entendió Madre Teresa, Maximiliano Kolbe, Padre Pío, Juan Pablo II y miles de santos que se declararon libres de toda formalidad, de todo esquema mental, de toda estructura, porque conocieron a la VERDAD y ella(Cristo) les dio la libertad de los hijos de Dios .

Es libertad ejercida y custodiada por los mártires de todos los tiempos, que voluntariamente ofrecieron sus vidas por el Evangelio.

La libertad, conseguida por Cristo no se negocia, se ejerce. No se pide, se arrebata. Se la toma y se la vive en plenitud en honor a QUIEN me la consiguió al precio de su propia Sangre. Sino, estoy negociándola como un vil mercader.

Incluso al obedecer, si es por amor a Cristo, estoy ejerciendo esa libertad obtenida por Jesús.

El precio fue demasiado alto como para despreciarla.

Cuando leía este versículo, pensé en mis adentros: puede que hagan callar mi voz, pero nunca, óiganme bien, nunca podrán detener el canto de mi corazón. Allí dentro nadie tiene poder alguno.

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